jueves, 3 de julio de 2008

2002

Hoy acepté morir (2002)

El mar cubre mis huesos con ternura
se siente asfixiante e intenso,
profundo en sentimientos.
Las gaviotas ya no ven
que mi alma está sufriendo.
Por suerte las sirenas percibieron
que ya me estoy muriendo.
El tiempo me está acostumbrando
a mi nueva condición,
y las rajaduras de mi alma
se han convertido en branquias.
Mis pulmones abandonados
se han convertido en depósitos
de imágenes muy dolorosas,
y el peso de las mismas
me asegurarán no volver a flotar.
He mutado a favor de mis pesares,
me he vuelto una sombra de mi mente apagada.
Ya no hay espacio para lamentos en esta vida,
tampoco el más leve interés en resurgir.
Simplemente acepté morir y disfrutar,
de este tranquilo estado de larva.



Marginados (2002)

Me levanto, miro a mi alrededor y me doy cuenta que no soy lo que los demás perciben de mí. ¿Será un problema de de transmisión de personalidad o es un error intencional de recepción para castrarme la libertad de ser lo que quiero?
Me he convertido en los miles de rostros que me cubren en cada situación y en las miles de emociones que me exigen los momentos. Mis palabras son solo el deseo descodificado de lo que los otros quieren escuchar. No voy ni vengo, solo me transformo en lo que me toca ser para no dejar de ser, para conservar mi espacio, o el que me alquilan a cambio de venderme a ideales estandarizados.
Y cuando muera dejaré en la tierra mi caparazón infectado de impotencia y falsedad para que los que vengan soñando después de mí, puedan contagiarse fácilmente y no volverse marginados y olvidados.



Desde afuera (2002)

Mil pensamientos atraviesan ahora muchas de mis pseudo conjeturas sobre la vida.
Locuras que tenía reprimidas, se ven reveladas como las más comunes de mis actitudes.
Muchos actos cotidianos pasaron a ser censurados, por lo ridículos que se veían al analizarlos.
Y todo por el simple acto de mirar los problemas desde afuera, como si fuera yo totalmente ajeno a aquella verdad.
Y lo descubrí solo por querer sentarme afuera a descansar, mientras tomaba el coraje para animarme a saltar.




Dudas (2002)

Me puse a caminar un día por el centro de mis dudas para ver a dónde éstas me conducían. Mil puertas se me abrieron y se me hizo muy difícil recorrerlas todas. Era como estar en un laberinto eterno; en vez de tener muros sin salida, simplemente sus pasadizos no tenían fin.
Una duda conducía a otra, y el fin de una marcaba el comienzo de miles más. Estuve sumergido en el medio de lo que podríamos llamar la materia prima de la deprimente confusión que me satura y me bloquea vivir lo que realmente deseo o creo desear (otra duda). Es el lugar que podría nombrarse el más humano de mi mente, o por lo menos, el que más se asemeja o me hace creer que pertenezco a esa raza tristemente hermosa.
Un lugar oscuro, aterrador pero en gran parte bello y necesario para mí, porque la monotonía de la seguridad podría llegar a matarme.



Rutina (2002)

Todo me lleva a recordar que fui feliz aquellos días, pero ni yo mismo puedo asegurarme que haya sido así.
El maltrato que ha llegado a recibir mi cerebro me ha privado del placer de la buena memoria.
Pero las imágenes que me vienen a la mente, en el caso que no sean imaginarias, me llevan a pensar eso. Y las ganas de creer en ellas las hacen verdaderas por lo menos para mí.
De encontrarme tirado en una cama roñosa dentro de una habitación asfixiada por el hedor de mis vicios y sus consecuencias corporales, el agente de viajes gratuito de mi mente, me ha llevado de excursión a los rincones más inhóspitos de mi memoria, y me ha hospedado en el hotel de mi felicidad.
La suite de la adolescencia libertina y extremista se ve bien para quedarme unos días y respirar. Es muy amplia, debido a que mi libertad expande sus paredes sin limitación alguna; pero éstas siempre empujan para volver a su posición original. El aire se respira fresco, inocente, poco rutinario, en constante cambio y acompañado de innumerables aromas.
Los tonos son variados, pero siempre con la frialdad segura de la escala del blanco al negro. Hasta podría representar al ambiente comparándolo con un dálmata, en partes, desteñido por la vida.
Pero ésta ya ha dejado de ser mi vida, el ciclo me ha exigido continuar y ni siquiera me ha permitido detenerme un instante a saborear y reconocer las buenas épocas. Se ha reducido solo a mostrarme cada una de los momentos que estaban escritos para mí en el intachable libro del destino.
Y se que dentro de unos instantes estaré, con la misma cara de ayer, apagando ese maldito despertador para sobrevivir un día más de rutina por unas cuantas monedas esclavizantes que me darán de comer. La habitación seguirá igual de lamentable, el aire estará aún más viciado, y de blanco muy poco podrá encontrarse.






Esencia (2002)

A veces a uno le toca caminar por un estrecho camino bordeado de piedras y espinas. Un camino largo sin salidas en ningún tramo. Pero no significa que por ello solo haya que caminar derecho para ver a donde nos lleva. Cada paso es un hecho que nos forma; cada huella, un recuerdo que nos representa ante la vida.
Tampoco es plano. Mil trabas nos hacen retroceder y mil emociones nos hacen correr, saltando momentos que capaz no hayamos estado listos para comprender.
Aquí ya no hay puertas, ya las atravesamos en etapas anteriores. La elección ya fue hecha. Ahora solo hay que caminar y observar. Cosechar y no tropezar. O mejor aún, tropezar y tropezar y levantarse con la lección fluyendo por las venas en su camino hacia la sabiduría.
Nadie sabe si este camino tiene fin, o es el fin mismo que resultó ser infinito. No hay oráculos aquí, que nos faciliten la travesía. No hay gaviotas que nos muestren tierra firme. Solo nosotros y aquel camino, aquel fin infinito o aquel infinito fin.
A veces las piedras que me aplastan a los costados se vuelven espejos y retratos. Recuerdos solidificados que no nos dejan descansar. Nos impulsan a caminar y no frenar.
El tiempo de desintegra y se reencarna como clavos en el alma. Se vuelve aire, turbio aire, que invade mis pulmones, nubla mi cerebro.
Comprendo ahora la frase “darle tiempo al tiempo”. Debemos darle tiempo al tiempo para que éste se apodere de nuestro cuerpo y nos haga frenar. Para que intente romper la infinitez del fin. Porque él desea hacerlo vulnerable, frágil. Intenta hacerlo humano para que podamos vencerlo, mirar, y comprender que las piedras no son tan duras como parecen ni que las espinas son tan dolorosas como creemos que son.
El secreto está en caminar en el sentido correcto, el secreto está en simplemente caminar hacia el comienzo y dar la espalda al fin. Porque en el comienzo está la verdadera esencia de lo que somos y podremos llegar a ser.




Sólo en mi mente (2002)

Tus ojos ya no se abrirán
para verme nuevamente
todo lo que creamos
se ha vuelto latente

Solo recuerdos
marcan mi camino
el sufrimiento intrínseco
se ha vuelto mi destino

Siento tus pasos de repente
¿estás ahí o es solo mi mente?

Veo tu rostro en cada ser
tus palabras raspan mis oídos
has creado en mí nuevos sentidos
para que no te pueda olvidar.

Pero nunca tuve una explicación
del porqué de tu partida
por lo cual no cerró la herida
que hoy me quiere desangrar

Y si logro tenerte devuelta frente a frente
te abrazaré muy fuerte y me echaré a llorar
no por el hecho de que te hayas ido,
sino por no haberme podido entregar.


Cronos (2002)

Tal vez a través del tiempo hayas sido un gran momento, de ese ser infinito.
Podrás haberme saludado millones de veces, pero un solo adiós, marcó la diferencia de todo; y el fin de algo que se pensaba interminable.
La vida muta hacia diferentes direcciones y no siempre podemos arrastrar a quienes queremos hacia las puertas que se nos abren; o tal vez no todos nos quieren seguir hacia nuevos rumbos.
¿Estamos listos para tantos cambios?
No creo que importe en realidad, la tierra sigue girando y cronos, su verdugo, siempre estará pisándonos los talones.

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